Era 1999, ponele. Yo trabajaba en una agencia de publicidad
y tenía una vida que creía feliz. Me
acuerdo de un mediodía, mesa larga almorzando en el Cangas, tolerando a Timo
contando chistes berretas y comiendo rico y abundante. Una mezcla de gente de cuentas y
creativos sentados a la mesa. Me siento al lado de uno de los creativos nuevos.
Parecía interesante el pibe, un poco demasiado culto para mi gusto, pero contó
una historia familiar de sus abuelos y de un cuento que había escrito a
partir de eso que me hizo prestarle un poco más de atención. Le pido que me lo
mande, a mi me gusta leer. Aunque el ñato debe haber pensado ¿y esta
minita de cuentas, que lo mejor que leyó fue Cortázar, que pretende? Me lo manda, lo leo, me encanta, se lo digo. Yo era una tilinguita en aquel momento (lo sigo siendo, pero
compenso con otros encantos). Él era un redactor publicitario con ganas de ser
escritor. Pasan los años. Cambiamos de
vida. Y un día nos encontramos los dos penando amores. Y vaya uno a saber
porqué, nos empezamos a mirar con otros ojos. De esto hace 15 años. Pasó de
todo. Lo mejor es que nos enamoramos y mucho. Tuvimos dos hijas. Cambiamos de
laburo varias veces. Nos peleamos un montón. Nos reconciliamos mil veces.
Aprendimos. Disfrutamos. Viajamos. Nos divertimos. Sufrimos. Crecimos. Somos
felices.
Muchas, pero muchas, veces discutimos por su crisis de
identidad. Era un publicitario? Un director de comerciales? Un guionista? Quería
ser un escritor, pero no sentía que lo fuera. Y yo le decía: sos un tipo que
vive de escribir. Eso, en mi mundo, es
un escritor. Sólo que el resto del mundo todavía no se enteró. Ni vos
tampoco.
Pasó el tiempo y acá estamos. Hoy compré su libro en una
librería. Un libro que otros eligieron editar porque creyeron que era una
buena muestra de la buena literatura sudamericana. Tiene olor a libro. A papel
nuevo.
Paso las páginas y no puedo creer esto que pasó, que le pasó, que nos pasó.
Paso las páginas y no puedo creer esto que pasó, que le pasó, que nos pasó.
Y yo no puedo más de orgullo. Y de amor.