Todo lo que creo, ya no es

Hoy tuve uno de los momentos más tristes en mi vida como madre. Nada grave. Nada malo. Pero #lapequemenor está creciendo y le duele. Y a mí me duele con ella.
Hoy, mientras ibamos camino al cole (yo dormida, aún sin bañarme ni desayunar, manejando en piloto automático) me hizo una pregunta que no querría contestar nunca.

¿El Raton Perez existe?
No sé... ¿Vos que creés?
No sé, algunos amigos dicen que no existe, que son los padres.
¿Y eso de donde lo sacaron?
A Julián se lo dijo su papá.

Que se hace en una situación así? Su amigo tiene un padre que es sincero y va de frente. Pero yo miro por el espejo retrovisor a mi hija que me pregunta algo que no quiere saber. Le brillan los ojos. Y yo no le puedo mentir. Y le digo que no, que no existe.
Y se pone a llorar. Mucho. Porque entonces ahora nunca más va a poder ver ni intentar ver al ratón.
Y en la misma conversación se caen Papa Noel, los Reyes, el Hada de los Dientes y toda su inocencia chiquita.
Y yo me quiero morir de amor, tristeza y nostalgia.
Y la dejo en el colegio diciéndome "Todo lo que yo creo, ya no es".

A la noche vuelve a llorar. Y no hay manera de consolarla. Quiero apretar el botón de rewind y decirle que Julián inventa cosas. Pero no puedo, no hay botón y ella está triste.
Antes de irse a dormir escribe, con su letra chiquita de 2do grado llena de firuletes y faltas de ortografía, una carta que dice:

Qerido papanoel desde que deje de creer en vos estube muy triste entonses si algun dia me dejas berte yo creeria en vos otra bes. porfavor bolve.

 Por favor, volvé.