#FRD2014 o la importancia del Buen Comer

Lo amo mucho a Jamie Oliver porque es un bombón, porque me gusta su acento british, porque cocina como los dioses y fácil bien fácil como me gusta a mí. Pero sobre todo porque pone mucha pasión y laburo en tratar de que todo el mundo coma mejor. Entre todas las cosas que hace, una de ellas fue instalar el Food Revolution Day. Un dia al año para que todos hablemos de comida. Comida rica. Comida sana. Comida buena.

El dato duro dice que:

"Food Revolution Day es un día anual de concientización, iniciado por el chef y activista Jamie Oliver, cuyo objetivo es elevar el perfil de la educación alimentaria como elemento clave para transformar las vidas de millones de personas en todo el mundo. El primer Día Food Revolution tuvo lugar en mayo de 2012 y participaron más de 1.000 eventos a nivel mundial en 62 países (ver www.foodrevolutionday.com)."

 Si quieren conocer más sobre la movida pueden pasar lo de Seel, o por lo de Vero, o por lo de Noelia de ArNordica (blog oficial de Argentina para la campaña).

Yo también quise sumarme a la campaña, preparando una receta rica, fácil y saludable.

Para mi la comida es más que un acto necesario de nutrición. De hecho me embola la cocina diaria, rutinaria, de siempre lo mismo. Para mí la cocina es también un espacio de juego, de probar cosas, alquimia, de aprendizajes (por eso odio hacer milanesas: una vez que aprendiste, ya está. Prefiero comerlas!).

En casa nos gusta mucho comer y cocinar rico.  Para eso hay que usar buenos ingredientes y frescos. Pero no soy para nada fundamentalista de la comida sana, me gusta tanto la mejor sopa de calabaza como un buen BigMac. Mis hijas comen comida chatarra porque también comen de la buena. Y en la variedad está el gusto.  Al menos eso es lo que tratamos de transmitirles siempre. Que prueben, que decidan, que elijan. Aunque al momento de sentarnos en la mesa, comen lo que hay o nada… Ya pasé por la etapa de “te preparo unos fideítos para que comas algo”. Ya sé que desnutridas no van a quedar. Y que prefieren milanesas antes que lasagna de berenjenas.

Detesto la gente que sólo come ravioles de ricotta o verduras cocidas o no come comida china o picante o agridulce. No digo que tiene que gustarnos todo, pero si creo en que hay que probar de todo (ok, todo todo no… hay ciertas cosas que no como ni loca: caracoles: puaj! pero porque probé otras cosas de texturas similares y no me gustaron). Me parece que para saber que nos gusta y que no, como en todo, hay que probar.

En fin, basta de cháchara. Una receta fácil y rica. Con unas fotos que dejan bastante que desear (se hace lo que se puede con un celular medio pelo y de noche). Una manera distinta de comer fideos con salsa, inspirada en una receta de Juliana Lopez May.

Receta:

En una asadera poner tomates cherry (acá unos rojos, amarillos y "negros" que quedan muy bonitos) + cebolla en cuartos + 2 dientes de ajo + hierbas (romero, tomillo y orégano que habia en la terraza, pero se puede variar) + aceite de oliva + aceto balsámico + azucar rubia + sal + pimienta.

Un rato al horno hasta que queda todo un poco chamuscado. Algo así.

Et voilá. Tan fácil y tan rico que me parece que además lo llevo a lo de Marce para el Finde Frugal.

Y después, al plato.

Sobre la pasta que quieras, un colchón de rúcula, salsa y abundante queso + unas vueltas de pimienta negra.