La pastelería es una ciencia inexacta

Era la mañana, y esa noche venían amigos a comer. Teníamos plan de picnic al mediodía en el Parque de los niños, al ladito del río como para empezar a despedir los días lindos.

Se me ocurrió que podia dejar listo el postre, total era una pavada. Una receta muy, pero muy muy fácil de El Tenedor Rosa que tengo guardada en mi pinterest y que ya estaba requeteprobada y aprobada. La hago en un ratito y nos vamos a remontar los barriletes!

Es más, para hacerlo aún más rápido, en vez de masa de galletitas voy a usar los recortes de Brownie que suelo tener el freezer (bueno, ahora no tengo más... hasta la proxima horneada) y de paso evito prender el horno. 

Todo esto fue lo que pensé y puse manos a la obra.

Arranqué separando claras de yemas (la receta sólo lleva yemas) y pensé que con las claras podía hacer un merengue para que quede más bonito. Aclaro que el merengue y yo no nos llevamos nada bien, peeeero como soy una chica organizada y previsora tenía guardado en mi tablerito ya nombrado los Tips para un buen merengue de Divino Macaron. Chequeo la info, como una nena prolija dispongo de toditos los ingredientes + la compu en la mesada y me pongo a batir y hacer el almíbar a la vez. Claro, no me acordaba cual era el punto del almibar.

Aprendizaje nro. 1: No dejes de mirar nunca el almibar. En los 3 segundos que me di vuelta para chequear que decía Virginia sobre el punto, resultó que tenia caramelo. 

Ok. Yo, que odio tirar nada, decidi que podia aprovechar el caramelo para hacer unas figuritas de deco. Extendí papel aluminio en la mesada y con una cuchara me puse a garabatear:

Quedan geniales, no me digan? Tanto que tuve que ir corriendo a buscar la cámara y fotografiar.
Un toque de glam para mi postre facilón + un nuevo post para el blog, pero seguía corriendo el reloj y teníamos que salir, así que volví a las claras que tenía abandonadas.
Hice un nuevo almíbar, esta vez en su punto bolita justo.
Aprendizaje nro. 2: Nunca dejes abandonadas unas claras batidas a medio camino creyendo que te van a esperar. Nunca logré que se transformen en merengue.
Ok, a improvisar entonces. Mezclé esa cosa blanca semiespumosa con las yemas, maracuyá, jugo de limón y leche condensada y lo lleve al fuego para que espese. Pero no espesó.
Le agregué un poco de gelatina sin sabor, y cerré los ojos confiando en que así iba a lograr una consistencia digna. Vaya uno a saber... por lo menos de sabor estaba buenísimo.
Armé los vasitos con pedazos de brownie y le puse la "crema" de maracuyá.

A la heladera, a ver si la magia sucedía.
Y nosotros, al picnic.
A la noche servimos esto:

Y estaba in-cre-í-ble!!!!

Recuerden que la receta original, de El Tenedor Rosa está acá.